sábado, 17 de julio de 2010

La Historia Del Viejo Olmo De Riopar Viejo

Desde la carretera, Riopar Viejo 



Hace poco encontré una información en Internet que versaba sobre la historia del viejo olmo que existe en Riopar viejo, un árbol mágico en la zona, el cual yo he conocido con hojas, que daban una agradable sombra a los excursionistas que allí acudíamos, desde el llano de Riopar, y con una historia de amor, triste, pero que ha resistido perfectamente el paso del tiempo, y que aquí os expongo, para los que desconozcáis esta bonita historia:



"Junto a la iglesia de la preciosa población de Riopar viejo, a pocos kilómetros de Fábricas de San Juan De Alcaraz, ahora Riopar Nuevo, queda también el viejo olmo, ya seco por la carrera de la edad y por una grafiosis que acabó con sus días, del que se cuenta que fue mandado plantar por el rey invasor José Bonaparte en 1808, aunque una antigua leyenda le otorga un origen diferente. Según esta leyenda, hace ahora muchos años, cuando Riópar todavía era aldea de Alcaraz, un joven pastor se enamoró de una bella labradora que a su vez correspondió a sus amores. Después de varios años de noviazgo decidieron sellar su amor con el sagrado sacramento del matrimonio, por lo que el joven quiso que su novia luciera aquel día tan feliz un ramillete de flores blancas de azahar cuando subiese al altar a dar el sí, que sería la consagración definitiva que perpetuase sus amores. Para ello encargó a un recovero, especie de vendedor ambulante, que trajese de tierras levantinas un plantón de naranjo, árbol que cuando florece da las perfumadas flores, y así confeccionar el tan deseado ramo de flores.
           
El Viejo Olmo Y La Iglesia De Riopar
El vendedor cumplió el encargo y el arbolillo fue plantado junto al castillo, que empezó a mostrar sus bonitas florestillas al llegar la primavera. Pero con tan mala fortuna que poco después se marchitaron como consecuencia de unas heladas tardías, frecuentes en aquellas montañas. Las ilusiones de los amantes se rompieron; la joven enamorada se entristeció profundamente, pues veía en aquello una señal de que su amor con el pastor sería desgraciado. Para romper aquel maleficio, el joven decidió ir al país donde crecía aquel árbol para traer de nuevo las preciadas flores, símbolo de la castidad. Pero la mala fortuna fue su aliada durante el viaje y una noche oscura y cerrada, de aquellas en las que solamente los lobos y brujas se atrevían a salir por los caminos, cayó por un barranco y murió.


Los restos del antiguo olmo
            La novia, al enterarse de la noticia, sintió que la tierra se abría bajo sus pies y la arrastraba al fondo de sus entrañas. La angustia y el remordimiento se hicieron dueños de su corazón, y sintió tal tristeza que la muerte la abrazó con su negro y siniestro manto pocos días después. Los pájaros enmudecieron aquel día y el sol no hizo su aparición por el horizonte, sabedores ambos del desgraciado final de la pareja. Sin embargo, poco antes de morir de pena, la hermosa labradora arrancó el maldito árbol de las flores marchitas y en su lugar plantó un olmo, especie que no se helaría cuando sintiese el frío aliento de los vientos invernales y las tardías heladas primaverales de la sierra. El olmo serviría también para recordar a su amado, que había muerto por hacerla feliz en el día de su boda. Así, hasta hace pocos años, antes de que la enfermedad pusiese fin a sus días, cuando la primavera despertaba de su largo sueño invernal, el viejo olmo empezaba a mostrar sus hojas aterciopeladas, hojas verdísimas que tenían un brillo especial, diferente de los demás olmos, y que recordaba las almas y el llanto de los enamorados que tan triste final tuvieron."


(Fotografías De Javier Peralta Medina)

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